lunes, 8 de diciembre de 2008

Lucha Libre Mexicana en Madrid: La crónica.

Por Waldemar y Daninsky.
Antes que nada: Sí, es Feldkirch. Tras vernos unas cuantas películas del Santo y Blue Demon, ya encontramos muchas similitudes entre esa temática y esas otras que nos fascinan. Pero teníamos aún la duda: ¿Es feldkirchiano el fenómeno luchístico?
¿Nos causa nuestra mezcla (nuestra dosis, diríamos) de sorpresa, admiración y sincero estupor un combate mexicano? La respuesta es sí. Los combates acrobáticos entre verdugos, místicos, reinonas y enanos lo tienen todo para que hagamos correr ríos de píxeles intentando describírselo a ustedes aquí. A ello vamos.

Vaya por delante que nosotros, como españoles, todo lo desconocemos sobre la lucha libre mexicana. Sabemos lo de los rudos y los técnicos, cómo se llaman los tres o cuatro luchadores más famosos, y que a veces fuera del ring se lucha contra el hombre lobo o las momias de Guanajuato, y eso es todo. Pero no tiene sentido hacer un par de búsquedas en Google para ahora ir de listos: Les contamos la cosa como la vivimos el fín de semana pasado, en el Circo Price de Madrid, y fuera. Así además conservaremos un recuerdo exacto de nuestra (casi) primera impresión. Adelante ahora con la crónica propiamente dicha.

PRIMER COMBATE: LUCHADOR Y CANTANTE EN LA VIDA.
Corazón de Barrio Vs. Magno.
Dos luchadores técnicos, dos, para abrir boca. Aquí ya pudimos ver lo que nos olíamos: Las luchas éstas son teatreras y en gran medida fingidas, como sucede también en los combates yankees que retransmite Cuatro. Ooohh. Además estos dos señores eran muy muy teatreros y muy dados a sentarse en el ring, entre terribles “dolores”. Esto alargó algo el combate, que parecía ser de desgaste…

¡¡Argh, mis melenas!!

Por lo demás, todo fenomenal, gran toma de contacto: Según vimos, en los combates siempre hay un bueno y un malo y así, si no tienes idea de la trayectoria de los contendientes, da igual porque te vas a posicionar enseguida y con ello a divertirte como el que más. Corazón (que ganó) nos sedujo rápidamente al llegar cantando y vestido de mariachi, para acto seguido protagonizar un breve striptease. Así se llega a las masas. El del nombre de coñac vino enmascarado y acompañado de la despampanante azafata del evento, lo que también le granjeó simpatías: Por así decir, se ve que lo importante en el vestir del hombre son los complementos (ejem).

La segunda caída. Señor, ten piedad.

SEGUNDO COMBATE: PONGO UN CIRCO PRICE Y…
Sí señores, un combate de enanos. Repetimos, enanos. Y sí, en teoría suena fatal, a cosa vergonzosilla y de reírse de un inválido, pero de eso nada.
Aparte de que no es esa nuestra actitud respecto a estas cosas: Siempre hemos creído que si quien nace guapísimo tiene la opción de vivir del impacto que causa su físico en los demás, por qué no lo va a tener el que mide un metro, o tres... Así que presenciamos este evento absolutamente desprejuiciados. Como cabía esperar, hicimos bien.

La pareja de Octagoncito (el Amo de los Ocho Ángulos, no me digan que no mola) y Mascarita Sagrada se alzó con el triunfo merecidísimamente, tras un combate lleno de emoción, peripecias, habilidad y como suele decirse acción a raudales. Y eso que sus contrincantes, Pequeño Pierrot y Lobito Feroz no eran ningún moco de ningún pavo.

Octagoncito se materializa ante sus implacables rivales.

El caos se adueña del ring de la mano de estos colosos de metro y poco.

Por cierto que de este último luchador queríamos hablarles particularmente. Habíamos visto en la Web oficial del espectáculo, antes de ir para allá, que por lo visto el personaje (porque ya están ustedes viendo que son ante todo personajes… o lo que nuestra abuela diría “unos elementos”) apareció por primera vez en el filme yankee “Nacho Libre”, que aquí se estrenó como “Super Nacho”, no se sabe porqué.
No se sabe por qué se estrenó aquí, queremos decir. Porque tiene un aspecto insufrible, y además, para mal nuestro, lo protagoniza Jack Black, hombre al que no toleramos. Con estas credenciales la verdad es que no prometía mucho el tal Lobito, pero era una falsa impresión.
No sólo lleva un disfraz maravilloso, digno de hacerle cruzar garras con Waldemar Daninsky, y que debe representar un lobo como eran en la Era Hybórea o algo, sino que encima demostró ser una de las criaturas más ágiles de la Creación. Y desde luego una de las que más agilidad mostró y demostró esa noche, junto a Cassandro, del que ahora hablamos.

El lobo humano.

TERCER COMBATE: ¡¡A POR ÉL, SEÑORA!!
Qué subidón, amigos. Qué diferencia de nivel respecto al primer combate. Qué caos, qué cosa, qué no parar (Waldemar: Y eso que yo iba con Incógnito, que era el rudo y el malo y perdió).
Porque el gusto, las ganas y la emoción, y acaso cualquier licenciado en medicina, hubieran recomendado animar HASTA LA EXTENUACIÓN el triunfo de Cassandro, que es mucho Cassandro. Y porque no le conocíamos de antes, oiga.

Cassandro es lo que llaman un luchador exótico, que a falta de documentarnos sobre el particular y a riesgo de meter la pata parece querer decir “luchador marica”.
No va enmascarado sino pintado como una puerta, con la pelambre de Farrah Fawcett, mallas de colores chillones y aderezos de Reina del Carnaval de Tenerife.

Entró en el ring al ritmo del “A quién le importa” de Alaska, lo cual, en este Madrid nuestro de gariteo y desenfreno… pues ya predispuso al público a su favor. Eso y que se supieran la letra, claro. Los que se dejaron llevar por el rock de Incógnito, que entró en el ring vestido y actuando como si fuera la esencia de los mismísimos Judas Priest hechos zumo… sólo pudieron headbangear y poner cuernos como si fuera aquello un jueves noche en el Excalibur.

Pero tranquilícese, señora... Que me va a dejar sin codo...

Las complicadas llaves, las acrobacias, los vuelos sin motor y las subidas y bajadas del cuadrilátero se sucedían como si no fuera a haber mañana, poniendo al público fuera de sí… Y todo esto sin que nos detengamos a hablarles más a fondo de esos inacabables e irrepetibles 20 MINUTAZOS que se tiraron esos señores haciendo el mongol sin una madre que les llamara la atención.
Sin que nos detengamos en los cachetes en el culo de Incógnito a esa Lina Morgan del cuadrilátero que es Cassandro, a los desesperados y cercanos al sainete momentos en que éste se acercaba al machote intentando sonsacarle un beso, con los gestos de Incógnito de homofobia y de espanto ante esto y ante las preferencias del público, cosas todas que nos llenaron de risa y diversión.…
Y sin confesarles lo felices que somos de habernos sacado una fotamen con el tal Cassandro.

CUARTO COMBATE: EL TODO POR EL TODO.
Y aquí llegó ya el delirio, el cúlmen, el acabose, el desiderátum, el vademécum y el triceratops.
El Santo frente a Blue Demon, o mejor dicho, el Hijo del Santo frente a Blue Demon Jr, los muy dignos continuadores de la saga empezada por esos dos señores a los que habíamos visto hacía poco conduciendo descapotables dorados y viéndoselas con montruos de ultratumba en unos filmes de esos que tanto nos gustan, y de los que se supone que va el Blog este, no sabemos ya si se acuerdan, que menudo casi-offtopic que estamos liando con esto de los combates, en fín (Daninsky: En algunos filmes y en algunas fotonovelas setenteras de próxima aparición por éstas páginas, pero sigamos por ahora, sí) .

El legendario enmascarado, pensando en nuevas y sorprendentes estrategias (Nos imaginamos).

El otro legendario enmascarado que decíamos, ganándose nuestro corazón.

Bueno, sigamos: Estos dos fieras protagonizaron un combate por parejas, completándose la cosa con el Hijo del Solitario por el bando de Blue Demon y Solar por el del Santo.

Del Solitario éste podemos decir que el programa de mano le presentaba como “el rey del escándalo” y no era para menos, pues su aparentemente escasa concentración en el combate, su actitud punki respecto al graderío y su molante máscara le procuraron rápidamente las simpatías del público más dado a las gamberradas, entre el que solemos contarnos. Amén de su condición de armario de 3 metros… pero patizambo. Sí, señora, PA-TI-ZAM-BO.
Ah, y nos amenazó de muerte un par de veces, (Waldemar: y más que nos va amenazar después de esto) en momentos de esos en que estábamos ya unidos por la exaltación, la ansiedad y el delirio, profiriendo animosas voces, metidos como en una lisérgica experiencia en el mundo de la lucha libre.

El bueno de Solar nos pareció decepcionante en comparación, ya que su actuación quedó en bastante segundo plano y no le vimos muy en forma, dando cuenta su físico guerrero de lo veterano de su edad. No obstante, precisamente esto, el hecho de que se refiriera a él como “Maestro”, y que para nuestra sorpresa le contara tres al Demon nos indica que debe ser toda una leyenda y nosotros unos necios por no saberlo. Prometemos hacer los deberes.

El Santo, a todo esto, nos deleitó con algunas llaves que conocíamos de lo que comentaba yo antes y nos dejó claro porqué es el rey de esta fiesta.

Y no nos canta una de los Tigres del Norte mientras, por no presumir, el tío.

Blue Demon estuvo a la altura y un par de veces pensamos que se iba a liar a tortas también con su compañero de lo propiamente lanzado que iba… Y tras cientos de llaves, miles de piruetas, millones de sopapos, y la rotura de una litrona en la cabeza del Enmascarado de Plata, que debe serlo también de adamantium, los que firman estas líneas ya estaban enfrentados en dos bandos irreconciliables, roncos de gritar, emocionados, abrazados y exhaustos.

Pero todavía teníamos que ver lo mejor: A estos cuatro figuras les dieron micrófonos y se dedicaron a insultarse, meterse con el público (Solitario), defenderlo (Santo), y desafiarse entre ellos, con conversaciones puntuadas con severos guantazos como el

-Que me escuches >PLAS< que te estoy hablando >PLAS<

del Santo al Solitario, o el

-Aquí >PLAS< y donde >PLAS< sea >PLAS< yo soy tu padre

de Blue Demon a Solar.

La escena pimpinelesco-superheróica nos dejó ya turulatos.

¿Quién eeeees?
Soy yooooo.
¿Qué vienes a buscaaar?
A tíiii.
Y se hubieran estado así, pues, lo que hiciera falta.

Pero ojo: debemos admitir que nos dejó turulatos a nosotros y no a todo el mundo, pues observamos que, acaso agotados por tantas emociones, a esas alturas y ya finalizando el combate un grupo de espectadores que a nuestro lado estaba se puso espontáneamente a llamar a Cassandro…

LAS COSAS POR SU NOMBRE.
A estas alturas deberíamos escribir un pequeño estrambote, comentando nuestras impresiones finales sobre el tema, pero, en serio, no creemos que haga falta. En lugar de ello, comentaremos lo que menos nos gustó del espectáculo:

• Primero, si anuncian al DJ como parte del tema, nosotros nos pensamos que en lo musical vamos a estar sumidos en una verdadera rave. No sólo no fue así, sino que además la acústica del circo resultó ser fatal.

• Segundo, del árbitro (o referee que dicen por ahí) solo nos gustó el nombre. Orlando el Furioso, se hace llamar el elemento. Al minuto y medio ya prorrumpíamos en gritos de “tú para qué estás” y buscábamos a nuestro alrededor, en vano, almohadillas que lanzarle. Del presentador ni hablo, aunque personalmente me encantó ese “callaos y escuchar que os interesa” de cuando ya no pudo más…

Y decimos estas cosas porque no todo iban a ser felicitaciones. En fín, resumiendo: Que si estos chicos se quedaran en Madrid, nos sacábamos el abono.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

CASSAAAAAANDROOOO!!! TEEEECNICOOOS!! Uf, aun no me puedo creer la locura que nos dió, propia de esos fanáticos gritones del futbol a los que tanto critico, pero la ocasión lo mereció. Nunca pensé que me vería en esa tesitura. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien.

Y es que esto es para ir y creertelo todo, como si se estuviesen jugando la vida y el bien universal dependiese de que gane tu favorito. Como si llegase Galactus a la Tierra y todo dependiese de Cassandro.

Para mi sin duda el combate cumbre fue el de Cassandro, que se merece un post para él solito(que pocas fotos le has dedicado, se nota que ibas con Incognito...) y seguido muy de cerca el de los enanos, que mostraron una calidad y habilidad insospechada. En cuanto al combate de la velada, el todo por el todo, se me quedó un poco descafeinado, de garrafón. Emocionado perdido por ver a ese par de leyendas, y afónico de tanto abuchear al Hijo del Solitario, pero me dió la impresión de que estaban un poco de paseito, que no lo dieron todo como hicieron los enanos por ejemplo. Fue una sucesión de escasas llaves (maravillosas, eso si)entre posturita y posturita. Aun asi maravilloso.

Yo también me apunto a sacar el bono de temporada!

Anónimo dijo...

Yo estoy bastante de acuerdo con el Dr. Phibes. Cassandro ganó mi corazón por su agilidad (aunque tuviera cuerpo-gallina, como la Pantoja), por su saber estar y por su peinado. De hecho llevo días recorriéndome todas las farmacias de la capital en busca del número exacto de Farmatint que gasta.
En cuanto a las super estrellas, personalmete me inclino por El Santo. Creo que más que nada por el nombre y por su atuendo plateado, porque normalmente me inclino hacia los rudos.
Como ocurrió en el caso de los enanos. "Octogonsito" se puede ir a tomar el aire. Donde esté ese Lobito Feroz que se quite todo. Esos calentadores de peluche como de UPA Dance y esa máscara de lobo-león-oso-nutria-Don Pimpón, ganaron mi corazón al instante. Tremendo.
Yo no sé si me sacaría el abono para ir a verlos. Era tan fácil dejarte llevar por el ambiente, que llegué a un grado de ordinariez tal que aún no he podido recomponerme del todo la peluca.
Eso sí, al menos por una vez en la vida, es un espectáculo extremadamente recomendable.